– Te estaba buscando, querida mía… De echo, ¡te añoro tanto!
– No, no me contestes. Mira mis manos, mis venas, mi cuerpo entero… ¿te acuerdas?
-Sé que te acuerdas. Yo siempre te buscaba y tú siempre huyas de mí. Pero no te preocupes, Muerte, qué en un futuro lejano o no, nos encontraremos y te echaré la bronca por todos esos momentos que tú me ignorabas y me dejabas sufrir.